miércoles, 31 de agosto de 2016

La bicicleta - Relato -

                                                                                                                                  Noviembre 2015.

La bicicleta color verde esperanza fue vista por los turistas desde sus hoteles del Paseo Garcia i Faria, un largo paseo que se extendía a orillas de las playas Marbella y Bogatell.

Se la vio de noche, avanzando a un ritmo constante, ni rápido ni lento, como paseando en la dirección del viento; atravesando los húmedos y salados aires de la zona y perdiéndose a lo lejos, quizá en la Barceloneta... De ahí no hay noticias de su aparición.

Al principio se pensó que los turistas habían alucinado. Demasiada juerga es para ellos venir a España. Se les va de las manos el alcohol, y quizá las drogas. De noche y a unos 500m de distancia podrían no haber visto bien, aunque cuesta creer que no vislumbraran al menos algún tipo de masa sobre el vehículo y sí el propio cuadro color verde en movimiento.

Luego fueron muchas otras personas de diferentes hoteles y en diferentes semanas quienes llamaron a los recepcionistas para avisar de su descubrimiento. Uno de ellos había grabado con el móvil la supuesta aparición. Pero al mostrar su video solo se veía un paseo vacío, iluminado por unas cuantas farolas bastante distantes entre ellas, y al fondo la inmensa oscuridad del mar.

Al conocerse la noticia en el barrio, Poblenou, un grupo de jóvenes decidieron acampar en el paseo una noche de verano, y entre birras, cigarros y pipas, esperaban ver la bicicleta pasar.

Sobre las diez de la noche se habían colocado más o menos en medio del paseo, por donde la gente decía haber visto al velocípedo pasar en dirección Sur. Pasaron horas y horas entre contemplación, bromas, canciones y cinquillos. Pero nada...

Al amanecer todos estaban desparramados por el suelo durmiendo a pierna suelta por encima de sus sacos.

Claudia, la más jovencita del grupo abrió los ojos. Medio dormida se incorporó bostezando y allí delante, a unos 40 metros la vio llegar de vuelta, en dirección Norte. La bicicleta verde esperanza regresaba de su paseo nocturno.

Claudia no pudo más que observarla. En el momento de tenerla justo delante le pareció oír una risa femenina que emanaba del vehículo, una risa alegre y viva, como de felicidad...  y luego la siguió con la mirada hasta verla desaparecer a lo lejos.  

Se quedó en silencio. Sonrió. Y pensó que era mejor no decir nada. Total, nadie la iba a creer.









Lo que percibo en cada momento Soy Yo

                                                                                                                                            Octubre 2015

Cuando yo no estaba bien, Barcelona era una ciudad estresante.

Personas que van deprisa, que se atropellan, que se precipitan, que no me ven, que me hacen sentir pequeñita, insignificante, huérfana, solitaria... 

Barcelona, un laberinto en el que me perdía siempre. Yo me sentía como una cucaracha más de cualquier alcantarilla que se asoma sin saber lo que busca y corre un rato antes de volver a entrar en la cloaca. 

Barcelona olía a humo de tubo de escape. El centro de la ciudad era un gran hormiguero de personas, un gran escaparate comercial que más que sugerir, grita. Y un cúmulo de luces,  de ruido, de ratas voladoras, de tráfico y de edificios monstruosos que te miran mal... 

Me fui: Estoy harta de vivir aquí. Barcelona no me gusta. Es mejor el campo, es mejor un pueblo, es mejor otra ciudad, es mejor otro país... No es mi sitio.

Mentira.

Cuando yo estuve bien, Barcelona fue una ciudad maravillosa.

Personas de todas las razas que se mezclan y se adaptan. Siempre hay alguien con quien conectar, siempre hay algún sitio en el que encajar, SIEMPRE hay cultura por descubrir. 

Barcelona es mil posibilidades. Es para todos. Sus calles casi siempre soleadas ofrecen un espectáculo diferente cada día. Es un parque de atracciones en el que todo tiene cabida. Hay bosques ocultos, como paraísos, con lagos y música y malabaristas...

Barcelona huele a mar, y ahora yo soy un pajarillo que vuela hasta la orilla y se moja las patas unos instantes, antes de volver a echar a volar.

He vuelto para quedarme: Barcelona me gusta. No es peor que el campo, ni que un pueblo, ni que otra ciudad, ni que otro país. Es mi sitio.



 lo que percibo soy Yo, en cada momento

Yo soy parte de mis libros

                                                                                                                                        Octubre 2015


Escuela primaria, mil novecientos noventa y algo:

Soy Manolito Gafotas. Tengo miedo de mi madre y adoro a mi abuelo. Me da rabia mi hermanito el imbécil, y la sita Espe, y Yihad, el matón de clase. Por las tardes cuando salgo del colegio paseo por las calles de Carabanchel (Alto) y vivo mi vida de barrio.

Qué tiempos...qué risas. Mis primeras carcajadas enfrascada en un libro.

Ahora tengo miedo. ¡Qué fuerte!, ¡Miedo! Estoy dentro de El cementerio de animales. Soy una espectadora de esta historia. Me sorprendo a mi misma llorando cuando muere el pequeño Gage. Le tenía cariño... como si fuese mi hijo.
Cuando cae la noche me rodeo de una manta. Me hace sentir más segura dentro de aquella gran casa de paredes que crujen. Siento que en cualquier momento puede pasar algo, y me encojo dentro de mi mantita esperando a que pase...

Escuela secundaria, mil novecientos noventa y algo - año dos mil.

Me obligan a leer el Lazarillo de Tormes. Al principio solo es un libro por el que paseo la mirada sin entender bien nada... pero gracias a la paciencia de mi madre acabo entrando y haciéndolo también parte de mí:

Siento respeto por este ciego. Respeto y miedo a la vez. Pero con el tiempo le cojo confianza y me relajo... puedo manejar la situación. Me siento a gusto en esta época. A pesar de todo...
Quizá viví ya en esta España... me suena mucho.

Secudaria - Bachillerato, dos mil y poco:

Ya no hay marcha atrás. Vivo mi vida "real" y mis "libro-vidas".

Soy el último Catón, y abro un poco mi mente. Me sumerjo en el Informe Phaeton, y la abro aún más. Vivo las 9 revelaciones. Tengo conversaciones con Dios y me pierdo en el rincón más recóndito de Australia con las voces del desierto. Me quiero quedar un tiempo en este último. Un año sabático o así...

- Estos libros han alimentado mi espíritu -

Cuando viajo a la Barcelona Medieval con la Catedral del Mar decido que si algún día tengo un hijo en mi vida "real" se llamará Arnau, como Arnau Estanyol.

Actualidad, dos mil quince:

En invierno soy investigación y cultura. En verano soy aventuras y fantasía... Mis libros son parte de mí. Lo son desde un poco antes de empezarlos, cuando contemplo y huelo sus tapas y sus páginas... y un poco después de acabarlos, cuando siento nostalgia por salir de sus entrañas y los guardo en su precioso  estante que da belleza a mi hogar, que es otra parte de mí también. Y los cuido. Los limpio, los admiro, los releo, los presto... y los reclamo de vuelta.

Diez años después de la Catedral del Mar, Arnau está en camino.
Octubre 2015




martes, 14 de junio de 2016

Blablabla veraniego

14.06.2016


Hace tanto que no escribo... El verano me amodorra, me acomodo como puedo al calor, estirada en el sofá con el ventilador a lo lejos y mi bebé en su hamaquita mirándome; el poco rato que dure este momento estará bien; es bien.

La quietud física de estos días me causa agitación mental, cómo no, y no paro de pensar. Sucesión de pensamientos con interferencias. Me pregunto por qué en verano la gente está tan de mala leche. 

El otro día en la playa todas las toallas de mi alrededor estaban ocupadas por gente que se quejaba: unos porque habían quedado con el resto de la familia, la cual llegaba tarde, y éstos se preocupaban porque no podían guardarles bien el sitio y de paso le daban un repaso a todas las veces que les habían dejado tirados.

Otra pareja mayor maldecía porque habían llegado a las ocho de la mañana para ponerse en primera fila y ahora unos que acababan de llegar se habían plantado delante de ellos. Una pareja joven con dos niños pequeños discutía faltándose al respeto... (Y no es que yo sea muy pipona y tuviera la antena puesta, es que todas las quejas estaban al volumen suficiente para que todos los vecinos estuviéramos al tanto...) 

¿Es el tiempo libre, al que parece que no estamos acostumbrados, el que despierta esta actitud? ¿es que no sabemos vivir?¿disfrutar en paz?

Pasa otro pensamiento por mi cabeza, y es que esa misma noche fuimos unos cuantos a tomar algo a un bar y acabamos enzarzados con el jefe del establecimiento, decidiendo no volver. Esto se podía haber evitado, no hacía falta discutir sobre lo que se discutió, y como se discutió, en serio... Pero la cuestión es que me fui a dormir con mal cuerpo después de haber estado pasándolo bien tranquilamente en la terraza de un bar. 

¿Es que la gente no sabe canalizar su ira? ¿Necesitamos crear situaciones violentas para poder sacarlo todo fuera?

Conductores, aficionados, forofos, os oigo desde mi ventana gritar, silbar, tocar el claxon, tirar petardos... Ruido, ruido, ruido... que molesta a mi bebé (y a mí). Solo quiero estar tranquila, pero me llega vuestra ira, disfrazada de muchas cosas sí, pero es ira al fin y al cabo.

El Yang a tope y alimentándose de Yang.


Cada uno hace lo que puede, yo necesito escupir todo esto en palabras escritas, para vaciar mi mente y dejar sitio libre, que si no acaba una explotando y haciendo ruido también.

lunes, 11 de abril de 2016

Pensamientos de una primeriza.



Vivo momentos de llanto silencioso mirando perdidamente  al vacío…  De fondo otro llanto: continuo, estridente… No tengo fuerzas, no sé qué le pasa. Sólo puedo estar ahí… Parece que el tiempo se vuelve denso y lento… … Y de repente han pasado dos o tres semanas y me doy cuenta de que tengo un bebé gigante.
Han pasado más de dos meses desde que nació y hasta ahora no me he puesto a escribir. Cada noche tengo conversaciones conmigo misma mientras le doy el pecho en la oscuridad de nuestra habitación, y redacto mentalmente los pensamientos que se agolpan en mi cabeza. Hoy por fin he encontrado un momento para sentarme delante del ordenador y sacar un poco de lo que queda por aquí dentro. Necesito despejar la azotea.
Qué decir… Normalmente sólo se muestra lo maravilloso que es tener un bebé. Y sí, lo es. Pero yo, hasta que no estuve embarazada y me sumergí en relatos de mujeres reales, no me enteré de que tener un bebé puede ser tan duro. Al leerlas pensaba que no sería para tanto, pero desde el primer día, con un parto muy complicado, estoy viviendo en mis propias carnes esa cruda parte de la maternidad tan poco expuesta públicamente.
No sabía que el bebé requeriría de mí realmente las 24h del día (el segundo mes se ha reducido a unas ¿18-20?…). No sabía que los continuos consejos y recriminaciones (parece ser que todo el santo mundo es experto en crianza y en lactancia) eran tan agobiantes, sobre todo al principio cuando eres un cúmulo de hormonas locas, cansancio e inseguridades (yo con el tiempo he conseguido ponerme en modo giphy“Homer con el mono de los platillos” cuando la gente empieza con lo de que si lo coges en brazos se acostumbra, que si te tomará el pelo, que si otra vez la teta, que si no comas habichuelas…).
Tampoco sabía que dar el pecho podía ser tan complicado y doloroso (aunque creo que vale la penísima). Me faltaba información y aún buscándola me ha costado dar con una de calidad. De momento me he dado cuenta de que lo más importante para criar al bebé es: conseguir información decente, compartir la experiencia con otras madres o grupos de lactancia (qué bien sienta ver que no eres la única que…), y sobre todo al final, una vez informada y desahogada, dejarse llevar por el instinto de una misma y hacer lo que a una misma le dé la gana.
Hoy estoy especialmente hecha polvo. Sucia y harapienta, con la teta todo el día al aire, que por poco le abro la puerta al de Nacex con los dos pechos asomando por la camiseta de lactancia (muy útiles por cierto estas camisetas). Hubiese sido bueno ver la cara que ponía el chaval al verme, quizá la próxima vez abro la puerta tal cual.
El bebé se ha despertado casi cada hora esta noche. Sobre las 5 de la madrugada ha llorado a rabiar por un dolor de barriga, el pobre. Paseo arriba paseo abajo, al final se ha calmado. Hacia las 8 ya no ha conseguido dormir más y nos hemos tenido que levantar. Todo el día lo he pasado atendiéndolo ya que no ha querido hacer siestas. Solo ha dispuesto que lo pasee en brazos por la casa con sus seis kilos y medio, dormitar encima mío después de mamar 10 minutos y despertarse a continuación para llorar y mamar de nuevo… lo normal en un bebé con sus crisis (al menos para un bebé movidito como el mío). Como vivimos en un 4º piso sin ascensor no me he visto con fuerzas ni brazos suficientes para irnos a la calle…  Estar sola con él todo el día cansa mucho, y el cansancio se junta con la irritación al oírlo berrear, con el dolor de espalda de tanto cargarlo y por estar continuamente postrada entre el sofá y la cama (en mi vida había estado tanto tiempo quieta), con el agobio de ver la casa sucia y patas arriba… Echo de menos ir al váter tranquila, ducharme toda de una vez, comer sin prisas, leer un ratico o ver una peli entera… y sobretodo: DORMIR. No he dormido más de 3 horas seguidas desde que nació, ¡y 3 horas con mucha suerte! A veces pienso en la gente que sale en las noticias porque se le ha ido la olla y ha lanzado o zarandeado a su bebé (y otras barbaridades) y se me parte el alma, pero casi sé qué cable se le ha cruzado a ese adulto para hacer algo así, porque si yo, que me considero una persona “cuerda”, a veces rozo el límite de la locura, imagino a quien ya de por sí no esté muy centrado, y veo que en cero coma… puede írsele todo de las manos. Es triste pero cierto. La amígdala cerebral actúa.
Estas 10 semanas han sido caóticas, sobre todo las 6 primeras, pero a la que mi niño me sonríe se me pasan todos los males (momentáneamente) y siento que mi vida tiene ya otro sentido con este nuevo sercito (palabra que me acabo de inventar, un poco Flanders… Sí que me gustan los Simpsons).
Siendo realista, el AMOR por él, así en mayúsculas, ha empezado hace poco. Durante el embarazo pensaba en él, en cómo sería, en que lo querría mucho, pero lo que se dice amor amor, no había tanto… Cuando nació, lo que más sentía era el deber de protegerlo, el miedo a que le pasase algo, mi neurosis de 6 (eneagrama) elevado al cubo, y el amor, ahí estaba, pero no era lo que más me invadía, la verdad. Pero tal y como van pasando los días, las semanas, voy enamorándome cada vez más de mi pescaíto. Una de las primeras veces que me sonrió me puse a llorar toda emocionada. Algunas veces me lo quedo mirando y lloro de felicidad, de alegría, de ternura, de puro amor. Otras veces me parto de risa con él. Las caras que pone, los ruiditos que hace… Me encanta cuando al acabar de mamar de repente suelta la teta echando la cabeza hacia atrás de golpe, rendido con los ojos cerrados y un hilillo de leche bajando por la comisura de su boquita… satisfecho total. A veces hasta tiene uno de los puños cerrados con el pulgar levantado en plan “oh yeah mami, muy buena esta lechita”.
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Cada día descubrimos algo nuevo, cada día crecemos los dos, cada uno a su manera. Él  va ganando visión, y yo paciencia. Él aprende a coordinar movimientos y yo aprendo a reconocer lo que le pasa en cada momento. Él va adaptándose a este mundo y yo al nuevo rol de mami. El otro día leí que cuando nace un bebé nace una madre, y ya ves sie s verdad… Ahora acabo de nacer, mi vida es esta y la estoy gozando, aún con los malos ratos. Me he dado cuenta de lo fuerte que puedo llegar a ser, y eso mola mucho. Tengo un renovado respeto por la mujerSomos unas máquinas (pero con corazón).
Conclusión de la primera etapa:
Vivir al ritmo del bebé es mucho más complicado cuando aún tiendes a intentar llevar tu antiguo ritmo. Comer, dormir, vestir, salir o vivir como lo hacías antes ya no es posible, por lo menos de momento, y empecinarte en que así sea solo te amarga la vida. Ríndete y serás más feliz. Volver a recobrar tu figura y tu energía cuesta su tiempo.  A partir de ahora todo es diferente, no peor. Poco a poco. Las prioridades han cambiado y lo mejor es aceptar y disfrutar del nuevo presente… ¡que luego lo echarás de menos!



  1. Guapisima me gustan mucho tus reflexiones, mas sabiendo q yo voy 2 meses por detras. Con Roc vamos haciendo muy contentos pero como dices las noches son largas, y las opiniones muchas… Se tiene q mentalizar una y ponerse en modo Homer como dices.
    Animos q todo se supera, cada etapa es bonita a su manera. La primera es dura pero creo q preciosa de ver una cosa tan pequeña dependiendo de ti.
    Despues vienen etapas de hacer cosillas…
    Cada una con sus cosas buenas y las negativas!
    Muchos besos y a animarnos las dos!
    Te gusta a ti
  2. cada dia te descruvo i te quiero mas ! Sabia que tenias talento de escritora, pero cada ves que te leo, me quedo impresionado ! yo, no e sido madre pero puedo comprender, un poco, lo que vivis (tanbien pienso en el padre )
    os envio ondas positivas i mucho AMOR tras los pireneos…ahora, sigue la Helena !
    Nadia, même s’il m’est difficile de tout comprendre, le langage de “mère” est universel et je me suis retrouvée 25 ans en arrière quand j’ai lu ton journal. J’ai vécu la même chose, le même ressenti avec Julien. Avec Pablo ce fut différent et probablement parce que j’étais prête à affronter “la tempête”…Tu traverses des phases difficiles mais tu vas encore et encore t’émerveiller à d’autres moments et c’est de cette façon que va se construire un “monument indestructible” qu’est la relation qui unie un enfant et sa maman. Je trouve très courageux de ta part d’oser dire tout ce que tu ressens y compris les choses qui ne se disent pas. Je suis certaine que tu vas soulager des mamans ou futures mamans. Je t’embrasse bien fort ainsi qu’à Arnau et bien sûr au papa pour qui il n’est pas facile aussi de trouver sa place. A très bientôt !
    Me gusta
  3. Me ha gustado mucho
    Cla, todo es verdad..
    Yo tambien hecho de menos comer y cag .. tranquila… Un dia ese tiempo volvera
    Cuando el pescaito duerma de 21:00 à 7:00 ya resusitaras
    Aprobecha cada momento del pescaito de ahora que manana comé solo
    Besos

lunes, 15 de febrero de 2016

Una hora corta

                                                                                                                                         Febrero 2016

Todo el mundo me decía, “que tengas una horita corta”.

La noche del 1 de Febrero empecé a soltar el famoso tapón mucoso… y me fui a dormir. Me desperté a las 4 de la madrugada como últimamente me pasaba cada día y me senté en el sofá a untar galletas Digestive con Nocilla y a quedarme empanada delante de la telebasura.

Durante toda la mañana del Día 2 seguí expulsando tapón. Me habían dicho que eso no significaba el inicio del parto pero yo ya empecé a sospechar (semana 40.3), y a medio día empecé con contracciones cada 5-6 minutos. No muy dolorosas, pero seguí sospechando...  Casi a las ocho de la tarde rompí aguas y nos fuimos tranquilamente al hospital, después del episodio apasionado típico de  casa de mis suegros.

Como me habían hablado muy bien del hospital de Sant Joan de Deu de Esplugues, quise ir a ese en vez de al que me tocaba por el pueblo en el que estamos viviendo, y allí que me planté.

Uno de mis miedos al parir era el de encontrarme una atención deshumanizada o de personas que “tienen un mal día”, algo que cuando pasa en el ámbito de la sanidad me toca la fibra más sensible y me pone de muy mala leche… Pero desde el primer momento fueron muy amables, respetuosos y profesionales, y me trataron con mucha atención y cariño. A veces eso es lo que más necesitas por su parte.

Me ingresaron y me dijeron que durante la noche, cuando las contracciones fueran muy seguidas o muy dolorosas, avisara para ir a la sala de partos. Pero la noche pasó con contracciones irregulares, y no pude dormir de los nervios y oyendo al bebé de la habitación de al lado llorar como un poseso.

Día 3.

Esa mañana me tenían que llevar a la sala para ver si la cosa iba mejor. Pasé el día esperando y contemplando a mi madre y a mi suegra sentadas en el sofá con sus móviles, dando el parte a la familia y cuidándonos a mi novio y a mí. Por fin vinieron a buscarme a medio día. Cuando me hicieron el tacto vieron que solo había dilatado 2 cm. Me volvieron a subir a la habitación y me pusieron una medicación que intentaría reblandecer el cuello del útero, una especie de tampón.

Aquello ayudó un poco y ahí empezaron las contracciones dolorosas. Estuve toda la tarde aguantando y dando paseos por el pasillo con Ori para ayudar al proceso… y al final de la tarde nos despedimos de la familia, que estaba ya toda al completo en la habitación, y nos llevaron a Ori y a mí a la sala de partos para empezar a parir… pero nada había cambiado.

Así que me llevaron de vuelta a mi cuarto porque querían esperar un poquito más a ver si se desencadenaba de una vez el proceso (y porque tenían las salas de parto a tope y estaban colapsados).

Nuestra familia se quedó “pastamoniato”, como dice mi suegra, al vernos volver, y les conminé con un "si me quereis, írse" a que se fueran a casa porque ya el dolor era muy incómodo y necesitaba descansar; esto se estaba alargando demasiado… Como ya habían pasado 24 horas desde la rotura de la bolsa de aguas y eso era peligroso para el bebé, me metieron antibiótico por vía.

Esa noche fue una tortura. Los dolores eran muy intensos y muy seguidos. En una de las contracciones expulsé el medicamento (el tampón). Ori llamó a la comadrona y cuando llegó yo estaba histérica ya…

La joven me hizo un tacto (otro más) con el que me hizo muchísimo daño. Grité tanto que vinieron corriendo dos enfermeras más a la habitación… todo apuntaba a que por fin había llegado el momento. Pero la comadrona me dijo que seguía sin dilatar, que tenía que esperar, que me lo tomara con calma. En ese momento lo ideal hubiese sido que me provocaran el parto, pero tenían Urgencias a tope y como me habían chutado el antibiótico yo podía esperar. Me pusieron un “calmante”. Y esperamos… otra larga noche.

Día 4.

Tras horas de espera y sin ser capaz de comer nada me vinieron a buscar para llevarme al paritorio, y si era necesario, por fin, provocarme el parto. Las contracciones eran un poco menos dolorosas, lo cual parece reconfortante para mí, pero me hacía pensar que íbamos para atrás…

Otro tacto. Y ya había dilatado un poco más, pero no lo suficiente, así que empezamos con las dosis de oxitocina, poco a poco… y a esperar. Estuvimos unas horas aguantando el dolor. Las respiraciones profundas fueron de gran ayuda durante todo el proceso. El observar el dolor sin fundirme en él, como había aprendido con las meditaciones… pero como tenían que ir subiendo la dosis de oxitocina, que es algo más brusco, y ya había dilatado lo suficiente para la epidural, pedí que me la pusieran y en ese momento fue la gloria. Así pudimos estar unas horitas más tranquilos, yo aguantando las contracciones y los tactos sin dolor, y también los nervios y el cansancio que llevábamos los dos encima. Incluso me quedé medio dormida un rato por fin. 

Y llegó la buena noticia. Sólo falta 1 cm. Me hicieron empujar a ver qué tal. Bien. Nos dejaron solos un poco más a ver si llegaban los 10 cm. 

En ese ratito mandamos unos watsaps a la familia diciendo que ya faltaba menos. Nos animamos un poco. Llegó la comadrona y me hizo un tacto. 10 cm. Otra vez vamos a empujar. Yo con la epidural no notaba nada. Era una sensación desagradable la de apretar sin sentir, y se ve que lo estaba haciendo muy bien y tal y cual… pero al final la comadrona me hizo parar y fue a buscar a otro médico. El bebé no estaba bien encajado. Hubo un largo rato horroroso con una fusión de tactos con empujes en el que intentaban poner al bebé en la posición correcta mientras yo apretaba con todas mis fuerzas. Mi novio me animaba sin parar y las enfermeras me ayudaban a poner el cuerpo de la mejor manera posible para colaborar… hasta que paramos. Se ve que el útero estaba ya loco de llevar dos días que si contracción que si descanso que si oxitocina… y ya no sabía lo que se hacía. Volvía a estar de 9 cm.

Yo ya quería llorar. Esperaba una solución milagrosa. Sabía que la cesárea o los fórceps eran las únicas alternativas, y ninguna  de las dos me gustaba. Con todo lo que ya había pasado no quería acabar así, pero ya no podía más.

Pues me hicieron esperar. Me dijeron que descansáramos una hora y que volverían a empezar a ponerme oxitocina y epidural y lo volveríamos a intentar. Lo hicimos.

Después de esa hora y más chutes volvimos al proceso anterior, con más médicos en la sala. Yo ya con tanta epidural no sentía que hiciera nada pero la sensación de intentar apretar era muy angustiosa. El médico paró y nos dijo que tenía que ser cesárea.

Más chutes y más chutes.

A las 22.09, me sacaron al bebé. No voy a explayarme en la experiencia de la cesárea, que fue lo más horrible que he vivido en mi cuerpo. Quizá si se hubiese hecho en otras condiciones hubiese sido una intervención normal, aunque no deseada para nada, pero yo ya estaba al límite del agotamiento, había pasado muchas horas sin comer ni dormir, y estaba desesperada por tantos malos ratos, preocupada por mi bebé y por mi pareja, a la que vi sufrir como nunca lo había visto... estaba derrotada. Solo quiero anotar, porque quiero recordar, cómo hacia el final de la operación se me puso la mandíbula en máxima tensión, engarrotada y temblando a mil por hora, al igual que mis brazos; parecía la niña del exorcista. Yo intentaba respirar profundo y relajar, pero siendo esto imposible cerré los ojos y me dejé sentir… respirar… esperar… un tiempo que se hizo eterno... hasta que los abrí en una camilla, en el rincón de una sala. Al lado mío había una cama en la que estaban Ori y Arnau, piel con piel. Yo apenas podía verlos girando el cuello. Aún no había podido verle bien la carita a mi bebé.

Me dijeron “cuando puedas mover las piernas os subimos a la habitación”. Y yo que estaba deseando subir estuve un buen rato allí, porque como dijo la enfermera “te habrán puesto una dosis de caballo” (No me digas....) Muerta de pecho para abajo es como estaba yo en ese momento. Es otra de las sensaciones más feas que he no-sentido. Supongo que quien haya sido operado con tanta anestesia sabe a qué me refiero.

Al final me pusieron al niño en el pecho y nos subieron en la camilla a la habitación. Allí estaba toda la familia esperando para ver por fin a su nuevo miembro.

Por el relato puede parecer que el servicio médico no actuó bien, pero yo creo que fue todo un cúmulo de mala suerte, decisiones que podían salir bien o no… y se hizo lo que se pudo, quiero pensar. Yo estoy muy contenta con el trato recibido en el hospital (aunque en la cesárea no eran tan majos y me dio un poco de rabia que estuvieran contándose chismorreos encima de mí como si estuvieran en la carnicería…) a pesar de que nos dieron el alta un día y medio después del parto, que por lo que tengo entendido es muy pronto si ha sido cesárea… Yo me hubiese quedado algún día más por necesidad. Pero al final una se apaña como puede.

Quiero agradecer a nuestra familia todo lo que nos cuidaron durante esos días y los que están viniendo después, que también están siendo duros, y sobre todo a mi novio, Ori, que estuvo conmigo 100% durante todo el tiempo y que es lo mejor que me ha pasado en la vida. No tengo palabras para explicar cuánto le quiero. Y ahora también a nuestro pescaíto, Arnau.


No voy a desear horas cortas. Voy a desear que salga como tenga que salir, pero que salga. 
Somos fuertes y merece la pena. 

Momento piel con piel.

lunes, 1 de febrero de 2016

40 semanas

01.02.16

Datos para mí misma:

El Sábado día 30 de Enero cumplí. Pero nada... Y ahora me hacen esperar una semana más y me provocan el parto. El día 8.

Síntomas de esta última semana: cansancio, dolor corporal, insomnio, hambre, mucha hambre, sensibilidad a flor de piel, tricotilomanía...

Necesito unas buenas sesiones de Shiatsu y danzaterapia... cómo lo echo de menos y cómo se nota que no lo practico. El cuerpo se vuelve perezoso, quejica, dejado... estoy negada total.

Empecé el embarazo con 55,6 kg y ahora estoy en 73 kg, Mare meua...

Durante el embarazo he tenido épocas en las que me preocupaba el parto, me daba miedo. A día de hoy no le tengo ningún miedo...¡estoy deseando que se desencadene!

Estamos buscando piso en Barcelona. Hemos encontrado uno que nos gusta mucho en Sant Adrià del Besòs. A ver qué pasa...

Me apetece mucho comer chocolate. Voy a ello.

N.


lunes, 25 de enero de 2016

39.2 semanas

25.01.16

Pues nada... no quieres salir. Encima me dicen que el cuello del útero está cerradito y que tú estás colocado pero no muy abajo... o sea que tenemos pa' rato.

Yo que pensaba que estabas a punto de salir porque me da la impresión de que no puedo más... Pues voy a tener que poder. Estos días todo se reduce a cansancio, hambre, espera, dolor corporal, sofá y paseos que me dejan hecha polvo. Un dato curioso es que he notado el síndrome de anidamiento o como se diga... me pongo a limpiar la casa como una loca y a organizarlo todo, y no es que yo sea muy así...

Me da la impresión de estar en una sala de espera. Todo es esperar. Esperar.
Desde el principio ha sido un ejercicio de paciencia y de espera. Supongo que a partir de ahora todo será así con lo que a ser madre respecta. Las primeras semanas era la espera de si estoy o no estoy embarazada. Luego llegó la espera de los 3 meses, el tiempo de riesgo, luego la espera de que se me pasaran las nauseas...y así hasta ahora, la espera final, la espera a que salgas.

No pienso dejar que me programen el parto. A partir de hoy voy a hacer todo lo posible para invitarte a salir. A ver si te animas. Lo tienes todo preparado en el mundo exterior, no te va a faltar de nada. Así que  sal!

Sin presiones ¿eh, Arnau? Pero...


viernes, 15 de enero de 2016

37-38 semanas

15.01.16

Pollitoooo: No puedo más.

La farmacéutica me acaba de decir que cree que no paso del fin de semana. A ver a verrrr...

Mañana cumplo 38 semanas. Y el médico me dijo que vienes 2 semanas más grande de lo que estoy realmente. O sea, que ahora es como si estuviera de 40 semanas, y me lo creo, porque estoy inmensa, tú pesas 3,5 kilos y me duele tó!! No sé de dónde voy a sacar las fuerzas para parir, pero bueno, lo daremos todo!

Ayer tus iaios Aurora y Juanjo te compraron la cuna, el cambiador... todo está listo para que llegues y todo el mundo ilusionado y mimandote ya. Yo he seguido trabajando hasta hoy, pero el Lunes cogeré la baja para pasar los últimos días tranquila y haciendo lo que pueda. Si es que llego...

No estoy inspirada. Tengo sueño... escribiré la semana que viene, a ver qué novedades hay.

MUAAA

N.


viernes, 1 de enero de 2016

Semanas 35 y 36

01.01.16

Hola Arnau.

¡Feliz año nuevo!

Empezamos el año con el Ori estrenando trabajo. Ha empezado hoy a las 5 de la mañana en TMB.
Estamos muy contentos porque vienes con un pan de pagès debajo del brazo.

Ahora estoy en casa de mis padres y me acaba de dar un ataque de risa porque mi padre le ha dicho a mi madre que le gusta el regalo de aniversario que le ha hecho (unas gafas con linternitas para ver en la oscuridad) pero que lo ha hecho mal, que cuando las encargó tendría que haber llevado sus gafas actuales para que se las graduaran exactamente igual, porque no ve bien del todo estas nuevas. Y mi madre con toda la calma que la caracteriza va y le suelta: "pues te las pones en el ojulo" (en el ojo del culo). Y yo que estoy que río y lloro con na, pues me ha dado...

Estos días estoy muy incómoda, cansada y un poco resfriada. El otro día me hicieron una ecografía y se ve que vienes grandecito, así que la semana que viene me harán otra para controlar que no te pases de grande. Me das unas patadas que duelen y no paras de moverte. Yo creo y espero que no tardes mucho en salir.

Ahora cuando el Ori plegue iremos a comer a casa de tus iaios Juanjo y Aurora, y luego a ver si paseamos un rato porque estoy como un tonel y me paso la vida sentada.

He hecho un collage de fotos del embarazo, que resumen un poco el proceso.

Nos vemos pronto gordete.