miércoles, 31 de agosto de 2016

La bicicleta - Relato -

                                                                                                                                  Noviembre 2015.

La bicicleta color verde esperanza fue vista por los turistas desde sus hoteles del Paseo Garcia i Faria, un largo paseo que se extendía a orillas de las playas Marbella y Bogatell.

Se la vio de noche, avanzando a un ritmo constante, ni rápido ni lento, como paseando en la dirección del viento; atravesando los húmedos y salados aires de la zona y perdiéndose a lo lejos, quizá en la Barceloneta... De ahí no hay noticias de su aparición.

Al principio se pensó que los turistas habían alucinado. Demasiada juerga es para ellos venir a España. Se les va de las manos el alcohol, y quizá las drogas. De noche y a unos 500m de distancia podrían no haber visto bien, aunque cuesta creer que no vislumbraran al menos algún tipo de masa sobre el vehículo y sí el propio cuadro color verde en movimiento.

Luego fueron muchas otras personas de diferentes hoteles y en diferentes semanas quienes llamaron a los recepcionistas para avisar de su descubrimiento. Uno de ellos había grabado con el móvil la supuesta aparición. Pero al mostrar su video solo se veía un paseo vacío, iluminado por unas cuantas farolas bastante distantes entre ellas, y al fondo la inmensa oscuridad del mar.

Al conocerse la noticia en el barrio, Poblenou, un grupo de jóvenes decidieron acampar en el paseo una noche de verano, y entre birras, cigarros y pipas, esperaban ver la bicicleta pasar.

Sobre las diez de la noche se habían colocado más o menos en medio del paseo, por donde la gente decía haber visto al velocípedo pasar en dirección Sur. Pasaron horas y horas entre contemplación, bromas, canciones y cinquillos. Pero nada...

Al amanecer todos estaban desparramados por el suelo durmiendo a pierna suelta por encima de sus sacos.

Claudia, la más jovencita del grupo abrió los ojos. Medio dormida se incorporó bostezando y allí delante, a unos 40 metros la vio llegar de vuelta, en dirección Norte. La bicicleta verde esperanza regresaba de su paseo nocturno.

Claudia no pudo más que observarla. En el momento de tenerla justo delante le pareció oír una risa femenina que emanaba del vehículo, una risa alegre y viva, como de felicidad...  y luego la siguió con la mirada hasta verla desaparecer a lo lejos.  

Se quedó en silencio. Sonrió. Y pensó que era mejor no decir nada. Total, nadie la iba a creer.









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