La bicicleta
color verde esperanza fue vista por los turistas desde sus hoteles del Paseo
Garcia i Faria, un largo paseo que se extendía a orillas de las playas Marbella
y Bogatell.
Se la vio de
noche, avanzando a un ritmo constante, ni rápido ni lento, como paseando en la
dirección del viento; atravesando los húmedos y salados aires de la zona y
perdiéndose a lo lejos, quizá en la Barceloneta... De ahí no hay noticias de su
aparición.
Al principio
se pensó que los turistas habían alucinado. Demasiada juerga es para ellos
venir a España. Se les va de las manos el alcohol, y quizá las drogas. De noche
y a unos 500m de distancia podrían no haber visto bien, aunque cuesta creer que
no vislumbraran al menos algún tipo de masa sobre el vehículo y sí el propio cuadro
color verde en movimiento.
Luego fueron
muchas otras personas de diferentes hoteles y en diferentes semanas quienes
llamaron a los recepcionistas para avisar de su descubrimiento. Uno de ellos
había grabado con el móvil la supuesta aparición. Pero al mostrar su video solo
se veía un paseo vacío, iluminado por unas cuantas farolas bastante distantes
entre ellas, y al fondo la inmensa oscuridad del mar.
Al conocerse
la noticia en el barrio, Poblenou, un grupo de jóvenes decidieron acampar en el
paseo una noche de verano, y entre birras, cigarros y pipas, esperaban ver la
bicicleta pasar.
Sobre las
diez de la noche se habían colocado más o menos en medio del paseo, por donde
la gente decía haber visto al velocípedo pasar en dirección Sur. Pasaron horas
y horas entre contemplación, bromas, canciones y cinquillos. Pero nada...
Al amanecer
todos estaban desparramados por el suelo durmiendo a pierna suelta por encima
de sus sacos.
Claudia, la
más jovencita del grupo abrió los ojos. Medio dormida se incorporó bostezando y
allí delante, a unos 40 metros la vio llegar de vuelta, en dirección Norte. La
bicicleta verde esperanza regresaba de su paseo nocturno.
Claudia no
pudo más que observarla. En el momento de tenerla justo delante le pareció oír
una risa femenina que emanaba del vehículo, una risa alegre y viva, como de
felicidad... y luego la siguió con la
mirada hasta verla desaparecer a lo lejos.
Se quedó en silencio. Sonrió. Y pensó que era mejor no decir nada. Total, nadie la iba a creer.
Se quedó en silencio. Sonrió. Y pensó que era mejor no decir nada. Total, nadie la iba a creer.
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