Escuela
primaria, mil novecientos noventa y algo:
Soy Manolito Gafotas. Tengo
miedo de mi madre y adoro a mi abuelo. Me da rabia mi hermanito el imbécil, y
la sita Espe, y Yihad, el matón de clase. Por las tardes cuando salgo del
colegio paseo por las calles de Carabanchel (Alto) y vivo mi vida de barrio.
Qué tiempos...qué risas. Mis primeras carcajadas
enfrascada en un libro.
Ahora tengo miedo. ¡Qué fuerte!, ¡Miedo! Estoy dentro de El cementerio de animales. Soy una
espectadora de esta historia. Me
sorprendo a mi misma llorando cuando muere el pequeño Gage. Le tenía cariño...
como si fuese mi hijo.
Cuando cae la noche me rodeo de una manta. Me hace sentir más segura
dentro de aquella gran casa de paredes que crujen. Siento que en cualquier
momento puede pasar algo, y me encojo dentro de mi mantita esperando a que
pase...
Escuela
secundaria, mil novecientos noventa y algo - año dos mil.
Me obligan a leer el Lazarillo de Tormes. Al principio solo es un libro por el que
paseo la mirada sin entender bien nada... pero gracias a la paciencia de mi
madre acabo entrando y haciéndolo también parte de mí:
Siento respeto por este ciego. Respeto y miedo a la vez. Pero con el
tiempo le cojo confianza y me relajo... puedo manejar la situación. Me siento a
gusto en esta época. A pesar de todo...
Quizá viví ya en esta España... me suena mucho.
Secudaria
- Bachillerato, dos mil y poco:
Ya no hay marcha atrás. Vivo mi vida
"real" y mis "libro-vidas".
Soy el último Catón, y abro un
poco mi mente. Me sumerjo en el Informe
Phaeton, y la abro aún más. Vivo las
9 revelaciones. Tengo conversaciones
con Dios y me pierdo en el rincón más recóndito de Australia con las voces del desierto. Me quiero
quedar un tiempo en este último. Un año sabático o así...
- Estos libros han alimentado mi espíritu -
Cuando viajo a la Barcelona Medieval con la Catedral del Mar decido que si algún día tengo un hijo en mi
vida "real" se llamará Arnau, como Arnau Estanyol.
Actualidad,
dos mil quince:
En invierno soy investigación y cultura. En verano
soy aventuras y fantasía... Mis libros son parte de mí. Lo son desde un poco
antes de empezarlos, cuando contemplo y huelo sus tapas y sus páginas... y un
poco después de acabarlos, cuando siento nostalgia por salir de sus entrañas y
los guardo en su precioso estante que da
belleza a mi hogar, que es otra parte de mí también. Y los cuido. Los limpio,
los admiro, los releo, los presto... y los reclamo de vuelta.
Diez años después de la Catedral del Mar, Arnau
está en camino.
Octubre 2015
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